martes, 21 de febrero de 2012

MÚSICA E INTERACCIÓN

Eran las 7:30 de la mañana, la calle estaba desierta, y como cada día la primera en aparecer fue la camarera del bar que se encontraba en el centro de la calle, iba caminando medio dormida con las manos en los bolsillos para que no se le helaran con el frío matinal y de repente algo le sobresalto, al entrar en la calle unos extraños sonidos habían comenzado a sonar a su alrededor. Al percibir el ruido, la camarera desconcertada se separó de la pared, con lo que el sonido comenzó a ser más agudo, entonces se fue rápido y se metió en el bar sin entender nada de lo que había pasado.
Las siguientes personas que pasaron tuvieron reacciones parecidas, la mayoría extrañados comenzaban a buscar la fuente del sonido y a caminar más deprisa, y unos pocos ni siquiera prestaron atención al sonido, pensando que provenía de la radio de algún vecino.
Pero de repente empezaron a pasar los niños rumbo al colegio, y al percibir los sonidos comenzaron a correr por la plaza, a alejarse y acercarse de las paredes a saltar en las baldosas que al ser pisadas producían diferentes sonidos, distraídos, divertidos, disfrutando la calle.  
La gente salió a la puerta de sus casas y vio el espectáculo, niños corriendo, saltando y bailando mientras se oía una melodía, los mayores entonces, al ver esto, comenzaron a imitar a los niños siendo participes de aquel espectáculo que aquella mañana inundó la calle y la llenó de vida.

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